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Expertos advierten que no existe un nivel seguro de consumo de carne procesada

CAFÉ DIARIO, ESTADOS UNIDOS (AFP). –  El consumo habitual de carne procesada, como jamón, salami, salchichas, tocino y otros embutidos, representa un riesgo significativo para la salud humana, de acuerdo con un estudio reciente de la Universidad de Washington en Seattle, en colaboración con múltiples organismos internacionales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Los investigadores analizaron más de 70 estudios previos que involucraron a millones de personas, enfocándose en la relación entre los alimentos ultraprocesados y enfermedades como la diabetes tipo 2, la cardiopatía isquémica y el cáncer colorrectal. Los resultados colocaron a la carne procesada como el alimento con peores efectos para la salud, incluso en cantidades mínimas.“Los aumentos monótonos del riesgo para la salud con el aumento del consumo de carne procesada sugieren que no existe una cantidad ‘segura’ de consumo de estos productos”, señala el informe.

Un riesgo real y medible

El estudio destaca que consumir tan solo un perrito caliente al día puede aumentar en un 11 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y en un 7 % el riesgo de padecer cáncer colorrectal, en comparación con quienes no consumen estos productos.

La OMS ya había clasificado la carne procesada como un carcinógeno del Grupo 1, es decir, una sustancia con evidencia concluyente de que causa cáncer, colocándola en la misma categoría que el tabaco y el asbesto.

Además, estos productos suelen tener un alto contenido calórico y escaso valor nutricional, lo que los vincula a problemas como el aumento de peso, obesidad y desórdenes metabólicos.

Recomendaciones para la salud pública

Frente a la contundente evidencia científica, expertos en salud pública recomiendan reducir drásticamente el consumo de carne procesada, y optar por alternativas más saludables como carnes magras frescas, pescado o fuentes de proteínas vegetales, tales como legumbres, tofu y frutos secos.

El llamado es claro: para proteger la salud a largo plazo, se hace urgente reconsiderar la frecuencia y cantidad con que estos alimentos son consumidos, especialmente en poblaciones con alta incidencia de enfermedades crónicas.

Esta nueva advertencia se suma a un creciente cuerpo de evidencia que urge a gobiernos, instituciones educativas y ciudadanos a modificar sus hábitos alimenticios en favor de opciones más sostenibles y saludables.

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