


CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO. – Las carreteras de República Dominicana se han convertido en un escenario de alto riesgo debido a la circulación diaria de camiones sobrecargados y en condiciones mecánicas precarias. Esta práctica, además de ser ilegal, representa un grave peligro para los conductores y peatones, y pone en evidencia las limitaciones de las autoridades para controlar una problemática que continúa cobrando vidas.
A pesar de la existencia de normativas claras, como la Ley 63-17 de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial y el Reglamento de Transporte de Carga 258-20, su aplicación es deficiente y las fiscalizaciones son esporádicas, según admiten incluso las autoridades competentes. El Intrant reconoció recientemente que trabaja en un proyecto para implementar balanzas móviles y reactivar estaciones de pesaje fijas, como parte de un plan más amplio para hacer cumplir los límites legales de peso y dimensiones de los vehículos de carga.
Las consecuencias de esta inacción ya se reflejan en hechos concretos. El pasado 24 de abril, un camión cargado de madera se volcó en el kilómetro 9 de la autopista Duarte, colapsando el tránsito durante horas y afectando avenidas clave como la John F. Kennedy y la Gregorio Luperón.
Días antes, en El Factor, provincia María Trinidad Sánchez, otro camión que duplicaba su capacidad de carga con sacos de arroz volcó frente a una escuela, dejando varios heridos y provocando pánico entre los residentes.
Y en Quita Sueño, Haina, 13 personas perdieron la vida cuando una patana sobrecargada de cemento, que además excedía los límites de velocidad, impactó un autobús. El hecho, según el presidente de la Central Nacional de Transportistas Unificados (CNTU), William Pérez Figuereo, es un ejemplo trágico del “volumen de víctimas” que pueden dejar estos accidentes.
Resistencia, imprudencia y desinformación
Los esfuerzos por regular el tránsito de camiones tampoco han estado exentos de resistencia. Desde el 31 de enero de 2025, está vigente una disposición que prohíbe la circulación de camiones de más de dos ejes por el Malecón de Santo Domingo, entre la autopista 30 de Mayo y el Puerto de Santo Domingo. Sin embargo, muchos transportistas se niegan a acatar la medida, alegando falta de información o dificultades para obtener los permisos requeridos del Intrant y la Alcaldía del Distrito Nacional.
En rutas como la autopista Duarte, Las Américas y el tramo Navarrete–Montecristi, es común observar camiones con carga excesiva, sin luces, sin señalización adecuada y con productos agrícolas mal amarrados, procedentes principalmente de zonas como Constanza. Esta imprudencia responde, en muchos casos, a un afán económico por parte de transportistas y empresas que priorizan la rentabilidad sobre la seguridad.
18 % de las muertes por tránsito involucran camiones
El Observatorio Permanente de Seguridad Vial reporta que más del 18 % de las muertes por accidentes de tránsito en el país involucran vehículos pesados. A pesar de esto, las campañas de educación vial son escasas, y las multas impuestas por sobrecarga o mal estado mecánico rara vez disuaden a los infractores. “Muchos camioneros prefieren pagar una multa antes que corregir la falta”, denuncian expertos del sector.
Desde la Digesett, su vocero, el coronel Rafael Tejeda Baldera, asegura que sus agentes actúan conforme al artículo 121 de la Ley 63-17 y que se han sostenido reuniones con sectores productivos del país para concienciar sobre los límites legales de carga. No obstante, los accidentes siguen ocurriendo, y la percepción general es que la ley se aplica de forma simbólica.
Una bomba de tiempo en las carreteras
La suma de imprudencia, falta de fiscalización y debilidades institucionales ha convertido a los camiones sobrecargados en una bomba de tiempo sobre ruedas. Las carreteras dominicanas exigen una respuesta urgente y efectiva que combine educación, monitoreo tecnológico, sanciones severas y, sobre todo, voluntad política para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos.
Mientras tanto, miles de dominicanos siguen compartiendo el asfalto con estos gigantes sin control, esperando que no sean ellos los protagonistas de la próxima tragedia.
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