


Líderes y autoridades del partido de gobierno han emitido tempranas alertas para que no se desate antes de tiempo el proselitismo preelectoral en esa organización.
Hasta ahora en el PRM no hay proselitismo para las elecciones de 2028, pero las alertas tempranas se producen como vacuna frente a la posible aparición de una peste que produjo enormes daños en el pasado, incluyendo el largo período en que el partido estuvo fuera del poder debido a divisiones internas.
Esa situación que se previene hoy es la que impidió que gobiernos del PRD, hoy PRM, pudieran completar una fecunda obra de gobierno como la que ahora realiza el presidente Luis Abinader.
Tal arritmia política fue en gran medida producto de aspiraciones extemporáneas y desbordadas empujadas por el grupismo de “tendencias” que se dio en el PRD, las que precisamente hoy se previene para que no emerjan en el PRM que ha sabido superar al viejo PRD y sus crisis intestinas.
El liderazgo y las autoridades, especialmente el presidente José Ignacio Paliza, en declaraciones publicadas en El Nacional, tienen muy poderosas razones para prevenir oportunamente el proselitismo adelantado.
A continuación, describo algunas de esas poderosa razones.
El gobierno ha controlado con éxito situaciones sanitarias y económicas que pudieron generar crisis de alta intensidad en el país.
Pero múltiples carencias y déficits acumulados y postergadas sus soluciones a lo largo de nuestra historia, nos desafían a encararlos ahora o dejar que corran retrasos que podrían afectarnos muy seriamente.
Tras encontrar en 2020 un país en estado calamitoso, con todos sus servicios públicos en estado de colapso, incluyendo educación (Pisa 2015-2019); salud y seguridad social; seguridad ciudadana y muchos otros, así como un creciente déficit fiscal desde al menos 30 años; y severo déficit de institucionalidad democrática (PNUD), el presidente Luis Abinader se prepara a concertar un conjunto de reformas para corregir esas deficiencias.
La oposición ha hecho declaraciones de que pretende realizar una larga campaña electoral hacia 2028 en base a la manipulación de la real necesidad de esas reformas.
El actual gobierno se propuso, desde sus inicios, producir un saneamiento del Poder Judicial, encargando del Ministerio Público a las íntegras magistradas Miriam Germán Brito y Yeni Berenice Reynoso; y respetando escrupulosamente a la Suprema Corte de Justicia, a cargo del correcto magistrado Luis Henry Molina.
El sistema judicial encara actualmente procesos dirigidos a penalizar hechos punibles de pasados funcionarios, que, pese a la confesión de culpabilidades, devolución de bienes mal habidos, y montañas de pruebas, la oposición alega que se trata de persecución política.
Es obvio que pretenden mantener al país bajo un delicado clima de crispación, agitando local e internacionalmente recursos mediáticos propagandísticos que por momentos lucen como una estrategia de acoso y derribo de la gobernabilidad política y social de que disfrutamos.
Un tercer problema sobre el que debemos mantenemos prevenidos es la crisis haitiana, pese a las ayudas que damos a ese pueblo y a la exitosa gestión del presidente Abinader en la comunidad internacional para que contribuya a buscarle salida en lo cual se avanza.
La ingobernabilidad histórica en ese país se mantiene latente, y sigue amenazando desbordarse a este lado de la frontera, lo cual contenemos vigilando nuestra frontera a un alto costo.
La oposición ha resistido formar parte de un frente unido ante una crisis de la que los dominicanos no somos culpables, pero que puede afectarnos mucho más de lo que hasta ahora padecemos.
La lucha contra la impunidad que libra el estado; el urgente y necesario conjunto de reformas institucionales, económicas y sociales con que debemos recuperarnos de los grandes rezagos y déficits nacionales; la debida atención a la crisis haitiana constituye bases de un Proyecto de Nación que impulsan el presidente Abinader y el PRM y en lo que debe estar concentrado todo el partido y el gobierno junto a los sectores políticos y sociales que los respaldan.
Ni la actitud recalcitrante de quienes no acaban de asimilar el endoso popular que significan los resultados de las elecciones municipales, legislativas y presidenciales recién pasadas, ni la dispersión que significaría una precampaña extemporánea pueden distraernos de los objetivos supremos señalados por el presidente Luis Abinader en su visionario norte.
POR NELSON MARTE