


CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO. – Las semillas de calabaza, también conocidas como pepitas, se han consolidado como un alimento funcional de alto valor nutricional, gracias a su riqueza en magnesio, zinc, antioxidantes y ácidos grasos saludables. Cada vez más reconocidas en el ámbito de la nutrición, estas pequeñas semillas son aliadas clave para fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la salud cardiovascular y favorecer la digestión eficiente.
Según investigaciones realizadas por instituciones como la Cleveland Clinic y la Universidad de Harvard, así como por especialistas como la nutricionista Tatiana Zanin, incorporar las semillas de calabaza a la dieta diaria puede ofrecer efectos positivos sobre el bienestar físico y emocional.
Una porción de 100 gramos de pepitas aporta aproximadamente 559 calorías, 49 gramos de grasas, 30 gramos de proteínas y 6 gramos de fibra. Entre los minerales más representativos se encuentran el magnesio, el hierro y el zinc, fundamentales para el funcionamiento del sistema inmune, la producción de hemoglobina y la regulación de procesos celulares.
El magnesio cumple un papel esencial en más de 600 reacciones químicas del cuerpo humano, incluyendo la regulación del ritmo cardíaco y los niveles de azúcar en sangre. Por su parte, el zinc participa en la síntesis de proteínas y ADN, mientras que el hierro vegetal es clave para prevenir la anemia, especialmente si se consume junto a alimentos ricos en vitamina C.
Además, estas semillas son fuente de antioxidantes como carotenoides y vitamina E, así como de ácidos grasos omega 3, fibra, y vitaminas del grupo B, A y C, lo que refuerza su capacidad para promover la saciedad, controlar el peso y proteger las células del daño oxidativo.
Expertos en nutrición recomiendan consumir las semillas de calabaza crudas, ya que el calor puede degradar parte de sus nutrientes. Como alternativa, se pueden tostar a baja temperatura (120-150 °C) por un corto tiempo o remojar durante 6-8 horas para facilitar la digestión.
Otra forma práctica de integrarlas en la dieta es molidas, incorporándolas a batidos, yogures, ensaladas o sopas. El aceite de semilla de calabaza, ideal para platos fríos, también conserva sus propiedades siempre que no se exponga al calor.
La cantidad diaria sugerida para un adulto saludable es de 30 gramos (alrededor de una cucharada), aunque existen indicaciones específicas como el uso antiparasitario que pueden requerir el consumo de hasta dos cucharadas de aceite al día, bajo supervisión médica.
Beneficios comprobados para el organismo
Las pepitas contribuyen al equilibrio emocional gracias al triptófano y al magnesio, que ayudan a reducir el estrés y el cansancio. Su alto contenido en fibra ayuda a estabilizar el azúcar en sangre y reducir la ansiedad, mientras que las proteínas vegetales favorecen el desarrollo muscular.
También aportan beneficios para la salud prostática, ya que compuestos como el zinc y la cucurbitina han demostrado reducir los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata. En paralelo, su acción antiinflamatoria y antiparasitaria las convierte en un recurso valorado incluso por la medicina tradicional.
Por último, su efecto sobre el sistema cardiovascular gracias a los fitoesteroles y grasas insaturadas las convierte en un complemento ideal para quienes buscan regular la presión arterial y los niveles de colesterol LDL.
En resumen, las semillas de calabaza no solo son un alimento versátil y fácil de integrar en la dieta diaria, sino que también representan una fuente poderosa de salud preventiva y bienestar integral.
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