


CAFÉ DIARIO, MOSCU (AFP). – La rehabilitación de la imagen de Iósif Stalin ha alcanzado un nuevo punto álgido en Rusia con la revisión del histórico XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) de 1956, en el que Nikita Jruschov denunció el culto a la personalidad, las purgas y represiones perpetradas durante el régimen estalinista.
El actual Partido Comunista de Rusia (PCR), heredero del PCUS, calificó como “falso” el informe presentado entonces por Jruschov, asegurando que contenía “hechos manipulados” y “acusaciones infundadas” contra Stalin, distorsionando —según ellos— su papel como líder del Estado.
El respaldo a esta postura vino del propio presidente de la Duma, Viacheslav Volodin, quien declaró: “Debemos defender nuestra historia y hacer todo para que los nombres de los héroes, líderes militares y jefes de Estado que lograron la Victoria sean defendidos y perpetuados”.
La denuncia de Jruschov
En 1956, el discurso secreto de Jruschov reveló ante el partido y el mundo la magnitud de los abusos cometidos por Stalin, a quien acusó de “manía persecutoria” y de exigir una obediencia absoluta, castigando con destitución, destrucción moral o muerte a quienes discrepaban.
El entonces líder soviético señaló que entre 1937 y 1938, Stalin firmó personalmente listas con miles de nombres para ser represaliados y ordenó deportaciones masivas de pueblos caucásicos, como chechenos y tártaros, acusados de colaborar con los nazis.
La condena formal a Stalin se consolidó en el XXII Congreso del PCUS en 1961, cuando se retiró su cuerpo del mausoleo que compartía con Lenin. Sin embargo, Jruschov pagó su atrevimiento con la destitución en 1964.
Paralelismos con el presente
La revisión histórica llega en un momento en que el culto a la personalidad de Vladímir Putin alcanza niveles inéditos desde la era soviética. Con 25 años en el poder —cuatro como primer ministro— y reformas constitucionales que podrían extender su mandato hasta 2036, Putin concentra un poder absoluto que, según críticos, recuerda al de Stalin.
Además, su decisión de iniciar en 2022 la guerra contra Ucrania evoca episodios trágicos del pasado, como el Holodomor de los años 30, cuando millones de ucranianos murieron de hambre bajo la colectivización forzosa impuesta por Stalin.
Para algunos analistas, la rehabilitación de Stalin no es solo un ejercicio de revisionismo histórico, sino también una herramienta política para legitimar un modelo de liderazgo autoritario que, en la Rusia actual, parece tener continuidad.
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