CAFÉ DIARIO, MONTEVIDEO (EFE).- Un equipo liderado por el urólogo chileno Reynaldo Gómez concretó en el público Hospital Maciel de Montevideo la primera cirugía realizada en el país de implantación de una prótesis hidráulica de pene para tratar la disfunción eréctil.
Según indicó en diálogo con la prensa la jefa del servicio de urología del Hospital Maciel, Laura Mouro, la intervención a un paciente de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) afectado por una cirugía previa por cáncer de próstata, fue fruto de la donación de una prótesis AMS 700 por parte de la empresa fabricante Boston Scientific.
Si bien, aclaró Mouro, en el país hace seis años que se colocan prótesis semirrígidas, es inédita la implantación de una de este tipo, con «un sistema hidráulico» que hace que después de inducir la erección artificialmente el miembro pueda volver al estado flácido.
La uróloga explicó que, aunque el implante del dispositivo, con un costo estimado de 10,000 dólares, será un caso único a propósito de la donación, y como en Uruguay hay pacientes en lista de espera para tratarse por disfunción eréctil refractaria, es importante que los equipos del país estén preparados a futuro.
En esta línea se expresó asimismo Gómez, quien dijo a la Agencia EFE que la cirugía para introducir el dispositivo en sí dura unos 90 minutos y es «muy reglada», con pasos preestablecidos que transmitirá a sus colegas en Uruguay porque, dice, el procedimiento «debe ser parte del armamento de la terapéutica de todas partes».
Sobre las posibles complicaciones, el especialista en cirugía uretral y reconstructiva jefe de Urología en el Hospital del Trabajador de Chile dijo que pueden deberse a «hallazgos inesperados» ligados a operaciones anteriores por otras causas y que luego de que baja la inflamación genital el paciente es entrenado sobre cómo activar la prótesis.
Esta, explicó, resuelve el carácter «menos cosmético» de las prótesis semirrígidas y funciona con un «sistema valvular» donde un líquido es transferido a dos cilindros inflables en el pene desde un reservorio implantado en el abdomen al presionar un botón colocado en el escroto, que luego sirve para vaciarlos y bajar la erección.
Preguntado por la prensa sobre la efectividad del procedimiento, el especialista subrayó que se ha evaluado con los pacientes y sus parejas y «los grados de satisfacción son superiores al 80 %».
Respecto a los posibles problemas una vez está en uso, dijo que, si bien «el grado de infección no es cero», sí es «muy bajo» y no se genera un rechazo del organismo «porque estos dispositivos están hechos con materiales de silicona que son biocompatibles y están absolutamente estudiados».
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