


Santo Domingo mejora seis posiciones y se ubica como la segunda nación más pacífica de Centroamérica y el Caribe
CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO. – En un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, violencia criminal y creciente inestabilidad institucional, la República Dominicana ha logrado destacarse como una de las pocas excepciones positivas en materia de paz dentro de América Latina y el Caribe. Así lo confirma la edición 2025 del Global Peace Index (Índice Global de Paz), publicado por el Instituto para la Economía y la Paz, que ubica al país en el puesto 79 de un total de 163 naciones evaluadas, con una puntuación de 1.996.
Esta posición representa una mejora significativa de seis lugares respecto al informe anterior y sitúa a la nación caribeña por encima del promedio regional. Además, la República Dominicana figura como el segundo país más pacífico de Centroamérica y el Caribe, solo detrás de Costa Rica (posición 54) y superando a naciones como Panamá (84), Jamaica (93), Trinidad y Tobago (89) y Cuba (102), todas las cuales experimentaron retrocesos en sus indicadores de paz.
Un avance en un contexto de deterioro regional
El informe destaca que la región de Centroamérica y Norteamérica (que en este índice incluye al Caribe) sufrió un deterioro general de 0.7% en sus niveles de paz, debido principalmente al aumento de conflictos internos, mayor criminalidad y niveles crecientes de militarización en varios países. En contraste, República Dominicana logró mejorar sus indicadores y se posicionó como el tercer país más pacífico dentro de esta subregión, y el séptimo en todo el continente americano.
Aunque el reporte no desglosa todos los factores por país, los datos generales indican que la República Dominicana obtuvo buenos resultados en los indicadores de militarización (1.588, puesto 31) y en la ausencia de conflictos internos e internacionales (1.604). No obstante, el país mostró debilidades en el renglón de seguridad social y ciudadana, con una puntuación más elevada de 2.538, ubicándolo en la posición 101 en ese componente específico.
Factores que favorecen la paz
Los analistas del Instituto para la Economía y la Paz señalan que los países que han logrado mantener un nivel relativamente estable en sus instituciones públicas, evitar el incremento del gasto militar y contener la criminalidad, tienden a mejorar en el índice. En el caso dominicano, se habría registrado una leve mejora en las tasas de homicidios, una disminución en la percepción de criminalidad, y un control institucional estable, sin recurrir a una excesiva militarización, lo cual habría contribuido al avance observado.
Haití: el país menos pacífico de la región
El informe también subraya el caso de Haití, que permanece como el país menos pacífico del Caribe y uno de los más rezagados del mundo, ocupando el puesto 141. A pesar de ciertas señales de estabilización, como la conformación de un consejo presidencial transitorio y el despliegue de una misión de paz liderada por Kenia, el país sigue afectado por altas tasas de violencia criminal, actividad de pandillas y una frágil situación institucional, consecuencias directas del asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
Desigualdades y desafíos regionales
A nivel continental, el informe resalta que América Latina sigue siendo una región profundamente desigual en términos de paz. Mientras que Costa Rica continúa liderando como ejemplo de política pacífica sostenida, otros países como Venezuela, Colombia y Brasil figuran entre los más violentos e inestables. En tanto, países como Perú, Argentina y la propia República Dominicana muestran que es posible avanzar, incluso en contextos complejos.
Una oportunidad para consolidar la paz
El informe concluye que para mantener esta trayectoria positiva, República Dominicana deberá fortalecer sus instituciones democráticas, mejorar las políticas de prevención del delito y evitar una militarización excesiva. Estos factores, advierte el estudio, son clave para evitar retrocesos y consolidar avances en cohesión social y gobernabilidad.
Con estos resultados, el país reafirma su potencial como un modelo emergente de estabilidad dentro de una región que aún enfrenta grandes desafíos.
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