


CAFÉ DIARIO, GINEBRA.- Unas 230 millones de mujeres y niñas han sido víctimas de ablación y otras formas de mutilación genital femenina, recordó este jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advirtió también de que muchos casos se dan en redes sanitarias.
Trabajadores sanitarios
En la región de Asia Oriental y el Pacífico, donde viven 80 millones de estas víctimas, uno de cada cuatro abusos en este sentido fue practicado por trabajadores sanitarios, a veces en clínicas pero también en el hogar, según indicó un comunicado de la agencia.
Publicado junto a otras organizaciones como la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), que este jueves concluye su congreso mundial en Ciudad del Cabo, el comunicado subraya que la mutilación genital femenina "es una de las mayores violaciones de los derechos humanos y de los principios éticos" en el entorno sanitario.
Mutilación genital femenina
La medicalización de la mutilación genital femenina puede llevar a la idea equivocada de que es "más segura" o "menos dañina" cuando la practican profesionales de la salud, advirtieron en la nota conjunta.
Sin embargo, "la mutilación genital femenina nunca es segura, y es una práctica profundamente dañina que viola el derecho a la salud, al bienestar y a la autonomía corporal de mujeres y niñas", por lo que no debe ser practicada ni tolerada por nadie.
El comunicado insta a matronas, enfermeras y médicos a defender el principio médico de "no causar daño", a proteger la autonomía corporal de mujeres, niñas y recién nacidas y a promover el cumplimiento de los códigos de conducta profesional que prohíben explícitamente la mutilación genital femenina por encima de cualquier creencia religiosa o cultural.
"Ningún tipo de mutilación genital femenina predominante en esta región presenta alguna evidencia de ser beneficiosa y, como tal, no puede justificarse médica o éticamente", aclararon las organizaciones en el comunicado.
También pidieron a asociaciones de profesionales de la salud y a responsables políticos la aprobación y la defensa de leyes y códigos de conducta que claramente prohíban la mutilación genital femenina en cualquiera de sus formas.
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