


CAFÉ DIRIO, BAJA CALIFORNIA.- El trágico destino de Keila Nicole, una adolescente de 13 años, sacudió a la comunidad de San Quintín en Baja California, México, tras su desaparición el 2 de julio. Keila, que había dicho a su madre que se reuniría con unas amigas, nunca regresó a casa. La preocupación de su madre la llevó a buscarla inmediatamente, sin éxito.
La Fiscalía del Estado reveló que el cuerpo de Keila fue encontrado al día siguiente en una escena horrenda. La menor fue hallada desmembrada y decapitada debajo de un árbol en un área despoblada cerca de su comunidad, un golpe devastador para su familia y vecinos.

El cuerpo de Keila fue descubierto entre la vegetación en una zona de cerros. Alarmantemente, solo una de sus extremidades fue encontrada a 50 metros del lugar del hallazgo. La policía realizó cateos en la residencia del sospechoso, quien había estado con la víctima el día de su desaparición, según testimonios recogidos.
Antes de su muerte, Keila Nicole había enviado mensajes a una amiga expresando su miedo y señalando que el adolescente la «miraba muy raro» durante su encuentro. Este caso ha resonado profundamente, no solo por la brutalidad del acto, sino también por la joven edad de ambos involucrados y la influencia de la cultura popular en el comportamiento delictivo.
Este crimen ha dejado una marca indeleble en la comunidad de San Quintín, recordando la vulnerabilidad de los jóvenes y la penetrante influencia de los medios en la sociedad actual.
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