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Hospitales dominicanos, último refugio para haitianos ante la crisis migratoria

CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO.-  En medio de un contexto marcado por el endurecimiento de las políticas migratorias en República Dominicana, los hospitales públicos se han convertido en un oasis para los haitianos que residen en el país. Estos centros de salud ofrecen un espacio seguro donde pueden acceder a atención médica sin el temor constante de ser deportados, mientras el Gobierno intensifica las redadas y mantiene su meta de expulsar semanalmente a 10.000 indocumentados.

Yolanda, una joven haitiana de 22 años, ilustra esta compleja situación. Vestida con un jersey navideño rojo, se presenta en un hospital cercano a la frontera para un chequeo médico en su octavo mes de embarazo. Es su segundo hijo y, al igual que en su primer embarazo, encuentra en este centro un lugar donde recibir atención médica sin restricciones. “Yo nací aquí, pero soy haitiana”, explica con una sonrisa al escuchar el alentador diagnóstico de la doctora.

Sin embargo, no todos los casos son tan sencillos. La doctora que atendió a Yolanda, quien prefirió mantener el anonimato, describe la carga que enfrentan los hospitales públicos en todo el país debido a la alta afluencia de pacientes extranjeros. En las zonas fronterizas, la situación es aún más crítica: el 90% de las pacientes atendidas son extranjeras, muchas de ellas con complicaciones graves por la falta de atención prenatal y alimentación adecuada.

La situación se agrava por las constantes deportaciones. En el punto fronterizo de Dajabón, cientos de haitianos cruzan diariamente para adquirir productos básicos que escasean en su país, mientras las autoridades migratorias refuerzan los controles. En un solo día, una camioneta puede devolver a Haití a decenas de personas, en su mayoría hombres jóvenes. Desde octubre hasta inicios de diciembre, se han deportado 76.000 personas, según datos oficiales, lo que ha generado críticas de organizaciones de derechos humanos.

Las redadas frente a los hospitales dificultan aún más el acceso de los haitianos a la atención médica. Elena, una haitiana casada con un dominicano y embarazada de su quinto hijo, relata cómo debe esperar a que las autoridades migratorias se retiren antes de acudir a su consulta.

A pesar de estas dificultades, el personal médico dominicano reafirma su compromiso con la atención humanitaria. “Los médicos estamos llamados a atender a los pacientes independientemente de su raza, religión o situación migratoria”, sostiene una directora de hospital fronterizo, quien subraya que ninguna emergencia es rechazada por falta de espacio o recursos.

Aunque muchos pacientes llegan sin chequeos previos, lo que aumenta el riesgo de complicaciones durante el parto, los esfuerzos del personal médico han logrado reducir significativamente las muertes maternas mediante transfusiones de sangre y traslados a hospitales con mayores recursos.

Una enfermera con 29 años de experiencia agrega: “No le vamos a negar una cita a una madre, ni a un niño con fiebre. Además del trabajo, también somos humanos”. La solidaridad se refleja en cada acción, incluso cuando los recursos son limitados.

La tensión entre política y salud

Mientras el Gobierno dominicano argumenta que las deportaciones son necesarias debido a la inseguridad sin precedentes en Haití, los hospitales se convierten en el último refugio para aquellos que buscan no solo tratamiento médico, sino también un respiro de las dificultades que enfrentan en su país.

El testimonio del personal de salud evidencia un dilema profundo: la atención humanitaria frente a las crecientes restricciones migratorias. En los hospitales dominicanos, el compromiso con la vida prevalece, aunque la tensión en las fronteras siga aumentando.

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