


CAFÉ DIARIO.- En Francia, existe una peculiaridad legal poco conocida que permite contraer matrimonio con una persona fallecida. Esta práctica, conocida como matrimonio postmortem, es única en el mundo y tiene sus raíces en una historia de 1959.
Tras perder a su prometido en una tragedia por inundaciones, Iréne Jodart solicitó al presidente Charles de Gaulle permiso para seguir adelante con sus planes de boda. El presidente concedió la autorización y la ceremonia se llevó a cabo conforme a la ley.
Actualmente, se celebran aproximadamente unas 20 bodas postmortem al año en Francia. Para que estas bodas sean posibles, el contrayente vivo debe obtener un permiso especial del presidente de la república y demostrar que la pareja tenía la intención de casarse antes del fallecimiento.
Durante la ceremonia, la persona fallecida suele estar representada por una fotografía. En lugar de los votos tradicionales, se lee el documento que autoriza la unión. El cambio de estado civil para la persona viva es automático, pasando de soltera a viuda. Sin embargo, si en el futuro decide volver a casarse, deberá primero divorciarse de su cónyuge fallecido.
Es importante destacar que, en este tipo de matrimonios, la frase "hasta que la muerte los separe" adquiere un significado particular, ya que la muerte ya ha separado a la pareja antes de la ceremonia.
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