


CAFÉ DIARIO, NUEVA YORK (AP). – Lo que comenzó como una tarea cotidiana de limpieza en un jardín trasero de Nueva Orleans se convirtió en un hallazgo histórico sin precedentes. Bajo la maleza, una familia encontró una misteriosa tabla de mármol grabada con caracteres latinos, incluyendo la inquietante frase "espíritus de los muertos".
"El hecho de que estuviera en latín realmente nos dejó perplejos", comentó Daniella Santoro, antropóloga de la Universidad de Tulane. "Ves algo así y dices: 'Esto no es algo ordinario'".
Intrigada y algo alarmada, Santoro contactó a la arqueóloga clásica Susann Lusnia, quien confirmó la extraordinaria procedencia del hallazgo: se trataba de la lápida de un marinero romano llamado Sextus Congenius Verus, que vivió hace 1.900 años.
"Cuando vi por primera vez la imagen que me envió Daniella, realmente me dio escalofríos", relató Lusnia.
La investigación reveló que la lápida había desaparecido de un museo italiano décadas atrás. Sextus Congenius Verus falleció a los 42 años, tras más de veinte años de servicio en la armada imperial romana, a bordo de un barco llamado Asclepio, en honor al dios grecorromano de la medicina. La inscripción lo describe como "muy merecedor" y fue encargada por dos de sus "herederos", probablemente compañeros de barco, ya que los militares romanos no podían casarse en esa época.
Originalmente, la tabla formaba parte de un antiguo cementerio militar en Civitavecchia, Italia, descubierto en la década de 1860 y catalogado en 1910 como parte de las inscripciones latinas conocidas. El museo local donde se encontraba la pieza fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial, y la lápida desapareció durante décadas.
"No puedes tener un mejor ADN que ese", aseguró Lusnia, en referencia a la coincidencia de medidas y características entre la pieza hallada en Nueva Orleans y la registrada en los archivos históricos.
Actualmente, el FBI mantiene conversaciones con autoridades italianas para repatriar la tabla, aunque no ofreció comentarios públicos debido al cierre del gobierno.
El misterio sobre cómo la lápida llegó a Estados Unidos parece haberse resuelto: Erin Scott O’Brien, quien vendió la casa a Santoro en 2018, reconoció la pieza como un objeto que había heredado de sus abuelos —una mujer italiana y un nativo de Nueva Orleans que sirvió en Italia durante la Segunda Guerra Mundial— y que había utilizado como decoración de jardín.
"Nos quedamos en shock al ver las noticias", relató O’Brien. "Nunca supimos lo que era realmente".
Para los expertos, el hallazgo no solo es arqueológicamente significativo, sino también culturalmente simbólico. "Las lápidas eran fundamentales en la cultura romana para preservar legados, incluso de ciudadanos comunes", señaló Lusnia. "Ahora se habla mucho de Sextus Congenius Verus. Si hay vida después de la muerte y él lo sabe, está muy feliz, porque lo que un romano más desea es ser recordado para siempre".
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