


CAFE DIARIO, CINE.- Debe haber un anillo en el fondo del río Urumea. Quizá la corriente le ha llevado al mar Cantábrico. Lo tiró el cineasta Paco Plaza el pasado 24 de septiembre, coincidiendo con la presentación de su último proyecto: la serie La suerte. Una serie de casualidades. La ficción, que se estrena en Disney+ el 8 de octubre, formó parte -fuera de concurso- de la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián. "Se lo copié a Paula Ortiz. No es un ritual mío, es heredado de ella y llevo muchas pelis haciéndolo", cuenta en SensaCine durante el certamen donostiarra. "Cuando empiezo un proyecto, me pongo un anillo y, cuando se estrena, lo tiro al mar. Entonces, esta noche caerá aquí, al río, si no hay ertzainas". De tradiciones, rituales y amuletos va la serie que ha cocreado junto a su amigo Pablo Guerrero; que también tiene la suya: "Yo ruedo siempre con bigote".
Plaza y Guerrero no solo coinciden en eso de tener un ritual, también, como cualquier dúo de amigos, en irse de fiesta. La suerte nació de una que se celebró en la habitación de hotel de un torero. Allí mismo crearon la ficción española más original del año. "Nos sentamos en un sofá y empezamos a interactuar con gente", recuerda Guerrero. "Ese mundo nos fascinó. Había un material de una intensidad y de una expresividad… es una vida muy al límite y cómo la viven y ese 'carpe diem' tan bestia que tienen. Ahí fue el germen".
La suerte comienza con David, un joven treintañero que, mientras estudia las oposiciones para abogado del Estado, conduce el taxi de su padre durante las vacaciones de verano. Su vida cambia por completo cuando, una noche, termina, como Plaza y Guerrero, en la fiesta de un torero. Ese es solo el principio de una aventura que le lleva por toda España cuando decide convertirse en el chófer del Maestro, un torero que está de capa caída y ha vuelto de su retiro para recuperar el prestigio perdido.
David, que Guerrero afirma que es la fusión de él y Plaza, está interpretado por Ricardo Gómez. "Siente la necesidad de vivir experiencias nuevas, ese nervio, esas mariposas en el estómago cuando sientes que sales de tu casa", afirma el actor. "Lo que cuenta la serie del personaje de David es un momento de necesidad de cambio y de impulso". David, que comienza su andadura totalmente en contra del mundo de los toros, va empatizando con los miembros de la cuadrilla del Maestro, al que interpreta Óscar Jaenada. "Se me juntaron varios conceptos que hizo, puf, alquimia: Paco Plaza, Pablo Guerrero, de torero, Disney", dice el actor. "Hay que hacerlo y veamos lo que pasa".
Cuando Gómez salió de la primera prueba que hicieron él y Jaenada, se quedó con una sensación un poco extraña. "Los pusimos el primer día para ver la química y Ricky salió un poco: 'Yo creo que no había mucha química'. Dijimos: 'Pues es lo que queremos", cuenta Guerrero. A Gómez, los creadores le encontraron pronto. "Es un actorazo", señala Guerrero. "Tiene algo Ricardo que empatizas naturalmente con él. Es como, no sé, es alguien que es imposible que no pienses que es tu amigo. Es alguien con quien tienes una cercanía que es una cualidad que se tiene o no se tiene y él la tiene", añade Plaza.
El contraste era lo que buscaban los creadores. "Jaenada tiene cara de torero", dice Plaza. "De hecho, Talavante, que aparece en el capítulo seis, cuando rodamos en Las Ventas con ellos vestidos de toreros, le dijo a Óscar: 'Tú eres el más torero que hay".
Una serie libre
La suerte es una ficción difícil de catalogar, anómala, extraña y rodada en 16 mm. "Como actor, este es el tipo de proyectos que más me interesa", dice Gómez sobre la ficción. "Hay un tipo de proyecto que es ese que pretende experimentar algún tipo de tono, de historia, de personajes, desde un punto de vista un poco diferente y salirse medio metro de la norma… A mí es lo que más me interesa y creo que La suerte se sale tres metros", destaca.
Plaza y Guerrero tenían claro que lo que querían era crear una ficción diferente. "Teníamos la intención de que fuera una serie única, un prototipo. Libre y que no se inspirase en modelos previos", reconoce Plaza. "Queríamos expresar lo que nosotros habíamos sentido asomándonos a un mundo que está aquí, está al lado nuestro, pero lo desconocemos totalmente. Es un mundo estanco, en el cual ellos viven aislados, rodeados de su gente, de su manera de entender la vida".
Nos parecía muy interesante sumergirnos en ese mundo y hacerlo como lo hace el personaje de David: cargado de prejuicios al principio y que esos prejuicios se te vayan desmontando un poco. Y también a la inversa
Una cosa que llamó mucho la atención de Plaza fue que los toreros "viven permanente en fiestas" patronales. "Su vida es ir a sitios donde la gente está de fiesta. Eso ya te genera una manera de ver la vida muy extraña". Los toreros son trashumantes, como la compañía de un circo o una banda de rock. "Es algo que te proporciona unos personajes que son muy únicos y a los que se presta poca atención, pero en realidad son muy inherentes a nuestra cultura. Tú vas por las Ramblas o por la calles de Madrid y lo que venden para los guiris son figuritas de toreros y carteles de toros y, de alguna forma, nos guste o no nos guste, nos representa. Es como se nos ve desde fuera", destaca.
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