


CAFE DIARIO, SANTO DOMINGO-. En un giro inesperado dentro de la lucha contra el uso de dispositivos electrónicos para fumar, un estudio del Consejo Nacional de Drogas (CND) y el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE) reveló que la prevalencia del vapeo es mayor en padres y tutores que en los propios estudiantes de secundaria, encendiendo las alarmas sobre la dimensión social y familiar de esta práctica.
El informe fue presentado este miércoles en el marco de la primera fase de la campaña "Vapear no es un Juego", una iniciativa pionera en la República Dominicana que busca prevenir el consumo de cigarrillos electrónicos en adolescentes. El acto, celebrado en la sede de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), contó con la participación de autoridades del CND, IDEICE, el Ministerio de Educación (MINERD), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unesco.
Principales hallazgos: el problema no está solo en las aulas
Los resultados del estudio, aplicados en 60 centros educativos a nivel nacional, revelaron tendencias preocupantes que apuntan a un entorno social permisivo y a una percepción distorsionada del riesgo:
Mayor consumo en adultos
Contra toda expectativa, los tutores registraron un nivel de consumo superior al de los propios estudiantes, incluso con mayor frecuencia diaria. Este hallazgo sugiere que los entornos familiares no solo influyen, sino que muchas veces replican el patrón de consumo.
Normalización del vapeo
A pesar de que tanto estudiantes como adultos reconocen los daños del vapeo, persiste una aceptación social extendida, especialmente entre los adolescentes. Esta contradicción evidencia una brecha entre conocimiento y comportamiento.
Acceso fácil
Para los jóvenes, obtener un vapeador resulta relativamente sencillo, mientras que los tutores tienden a subestimar la facilidad con la que estos dispositivos circulan en entornos escolares y sociales.
Diferencias regionales:
La Regional 01 (Barahona) mostró índices de consumo notablemente más altos que la Regional 10 (Santo Domingo), lo que sugiere la necesidad de adaptar las estrategias preventivas a las realidades locales.
Impacto limitado de algunas campañas:
Las intervenciones que incluyeron aprendizaje entre pares mostraron un mayor impacto en la concientización que aquellas sin participación activa de estudiantes, marcando un camino claro para futuras iniciativas.
Basado en estos hallazgos, el estudio propone un conjunto de medidas urgentes:
Campañas con enfoque familiar: Incluir activamente a padres, madres y tutores en las estrategias de prevención, reconociendo su rol como agentes de cambio o, en algunos casos, como parte del problema.
Adaptar los mensajes: Crear contenidos ajustados a cada región, con un enfoque específico para contrarrestar la normalización cultural del vapeo.
Potenciar la educación entre pares: Fortalecer las metodologías participativas dentro de las escuelas, dándoles voz a los jóvenes en la lucha contra el vapeo.
Limitar el acceso a dispositivos: Establecer regulaciones claras para restringir la venta y distribución de vapeadores, especialmente en entornos cercanos a centros educativos.
Incorporar habilidades para la vida en la currícula: Reforzar la capacidad de los estudiantes para tomar decisiones saludables desde un enfoque integral.
Monitoreo continuo: Establecer un sistema de seguimiento periódico que permita medir el impacto real de las acciones implementadas y ajustar las políticas públicas preventivas en función de los resultados.
El presidente del CND, Alejandro de Jesús Abreu, anunció que se trabajará junto al IDEICE en una investigación ampliada que permita ahondar en las causas del consumo, las dinámicas familiares y escolares asociadas al vapeo y la efectividad real de las estrategias actuales.
Por su parte, el director del IDEICE, Jesús Andújar, celebró la articulación interinstitucional que hizo posible esta investigación pionera, destacando su potencial para impactar en políticas educativas y de salud pública.
La República Dominicana da así un paso firme en la comprensión del fenómeno del vapeo, abordándolo no solo como un problema escolar, sino como un desafío social integral que requiere la participación coordinada de toda la comunidad educativa y familiar.
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