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Opinión

El talento no reemplaza la estructura

CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO.- Por: Esmildry Rodríguez Medrano

A menudo surgen inquietudes válidas: ¿qué tan sostenible es una compañía que depende de una sola persona para que todo funcione? ¿Hasta cuándo puede resistir un equipo sin procesos definidos, confiando únicamente en la capacidad de unos pocos? ¿Qué ocurre cuando el más competente falta, se ausenta o simplemente decide no continuar? Estas preguntas, más comunes de lo que parecen, abren la puerta a una reflexión necesaria sobre la fragilidad operativa disfrazada de eficiencia.

En este aspecto, cuando las funciones no están documentadas ni asignadas formalmente, el desempeño se convierte en una cadena de favores informales. Los colaboradores hacen lo que pueden, pero sin un marco claro, todo descansa sobre la memoria o buena voluntad. Esta forma de operar impide el crecimiento y crea cuellos de botella cada vez que una persona clave no está presente. La carga no se reparte: se concentra.

De este modo, la informalidad en la gestión de tareas genera una dependencia silenciosa que mina la autonomía del equipo. En lugar de fomentar la colaboración coordinada, se construye una cultura de urgencias constantes, en la que lo operativo absorbe lo estratégico. En ese entorno, el aprendizaje se diluye y el liderazgo se desgasta, pues todo se convierte en una carrera por apagar fuegos.

Por otro lado, la ausencia de procedimientos internos deja sin respaldo la toma de decisiones. No hay estándares, solo excepciones. Esto afecta no solo la productividad, sino también la reputación institucional. Sin manuales, roles o sistemas, incluso los más brillantes terminan sobrecargados, y lo que parecía compromiso se convierte en agotamiento disfrazado de lealtad.

En síntesis, una organización no debería poner su futuro en manos de la improvisación como forma estándar de funcionar. La respuesta a las preguntas iniciales es clara: una estructura sólida no limita el talento, lo protege. Sistematizar procesos, definir responsabilidades y construir equipos autosuficientes no es opcional, es imperante. Porque el verdadero éxito no es funcionar con los mejores, sino garantizar que todo fluya incluso en su ausencia.

 

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