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Editorial

El país revive un momento histórico no visto desde la matanza de Boca Chica en 1986

Por: Leonel García.

CAFE DIARIO, SANTO DOMINGO.- Este 14 de mayo de 2025 quedará marcado en las páginas de la historia dominicana como un día sin precedentes. Por primera vez, un presidente en funciones de la República Dominicana se reúne, de forma oficial y conjunta, con todos los expresidentes vivos de la nación, en un gesto de madurez política, institucionalidad y voluntad de diálogo que merece ser reconocido y valorado por toda la sociedad.

Luis Abinader ha logrado lo que por décadas parecía imposible: sentar en una misma mesa a figuras históricas de distintas corrientes ideológicas, dejando a un lado los colores partidarios, para debatir y dialogar sobre temas fundamentales del presente y el futuro del país. Este acto no solo simboliza una apertura al consenso, sino también un mensaje claro de que la democracia dominicana está evolucionando hacia una cultura de cooperación política, algo que tanto anhelamos como sociedad.

Un hecho similar, aunque no con la misma magnitud, ocurrió en 1986 cuando el entonces presidente Salvador Jorge Blanco se reunió —por separado— con los expresidentes Joaquín Balaguer y Jacobo Majluta. Aquel contexto fue particularmente tenso debido al violento enfrentamiento entre dirigentes del PRD y el PRSC en el municipio de Boca Chica, episodio tristemente recordado como La Matanza de Boca Chica. Aquellas reuniones respondieron a la necesidad de calmar las aguas en un momento crítico para la estabilidad del país. En cambio, lo vivido hoy ha sido una muestra de liderazgo preventivo y visión de Estado.

Este tipo de encuentro no debe quedarse en un hecho aislado. Ojalá se convierta en una práctica institucionalizada, donde el presidente de turno pueda escuchar las voces de la experiencia, reconociendo que en una democracia robusta, el disenso responsable y el diálogo plural siempre serán mejores caminos que la confrontación estéril.

Que este momento histórico nos sirva de ejemplo y motivación. La República Dominicana merece una política al servicio del pueblo, donde la rivalidad electoral no impida la colaboración patriótica. Hoy dimos un paso gigante hacia ese ideal.

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