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El oscuro legado de los internados indígenas en Estados Unidos

CAFÉ DIARIO, ESTADOS UNIDOS (AFP). – Una reciente investigación del Washington Post ha revelado que el número de niños nativos americanos que murieron en internados hhhde Estados Unidos es al menos tres veces mayor que la cifra oficial manejada por el gobierno. El informe documenta 3.104 muertes de estudiantes indígenas entre 1828 y 1970, superando ampliamente las casi 1.000 reportadas en una evaluación gubernamental previa. Este hallazgo subraya la magnitud de uno de los episodios más oscuros de la historia estadounidense.

Desde 1819 hasta la década de 1970, el gobierno de Estados Unidos administró cientos de internados destinados a forzar la adaptación de los niños indígenas a la cultura europea. Estas instituciones buscaban imponer el cristianismo y eliminar las tradiciones nativas, arrancando a los niños de sus familias y comunidades. Las condiciones en los internados eran extremadamente duras, comparables a las de “campos de prisioneros”, según expertos consultados por el Post. La mala conservación de registros y el paso del tiempo han dificultado una estimación precisa del número de víctimas.

El reporte también señala que muchos niños que murieron fueron enterrados en cementerios ubicados dentro o cerca de las escuelas. Algunos de estos sitios están descuidados, marcados de forma rudimentaria o incluso han sido pavimentados, lo que impidió que los cuerpos regresaran a sus familias o tribus. Las causas de muerte incluyeron enfermedades, desnutrición y accidentes, aunque en ocasiones ocurrieron en circunstancias sospechosas.

En octubre, el presidente Joe Biden emitió una disculpa histórica por este capítulo oscuro, reconociendo el dolor causado a generaciones de comunidades indígenas. Además, su administración ha implementado medidas para reparar parte del daño histórico, incluyendo la protección de lugares sagrados ancestrales, el fortalecimiento de la autonomía tribal y la lucha contra la violencia de género en estas comunidades. Sin embargo, los efectos de siglos de marginación siguen siendo palpables: los nativos americanos continúan siendo, en promedio, uno de los grupos más pobres del país.

El caso de Estados Unidos recuerda al de Canadá, donde se estima que más de 4.000 niños murieron o desaparecieron en internados similares. Una comisión gubernamental canadiense calificó estas prácticas como “genocidio cultural”.

La investigación del Washington Post pone en evidencia cómo estos internados no solo buscaron borrar identidades culturales, sino que también causaron tragedias irreparables. Esta revelación subraya la necesidad de continuar explorando este oscuro pasado y de trabajar por la justicia y la reparación para las comunidades indígenas afectadas.

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