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Salud

El ‘impuesto rosa’: cuando la menstruación se convierte en un lujo

CAFÉ DIARIO, SANTO DOMINGO. – La menstruación, un proceso natural y saludable, sigue siendo motivo de desigualdad y exclusión para millones de mujeres y niñas en todo el mundo. La falta de acceso a productos menstruales asequibles y adecuados, así como a instalaciones de agua y saneamiento, perpetúa la denominada "pobreza menstrual". Este fenómeno afecta gravemente su salud, educación y calidad de vida, y está presente tanto en países de ingresos bajos como en los más desarrollados.

La pobreza menstrual se refiere a la imposibilidad de pagar o acceder a productos para gestionar el período, así como a la falta de instalaciones adecuadas de higiene y agua. Además, abarca la falta de educación sobre la salud menstrual, un problema que trunca los derechos y la libertad de millones de mujeres y niñas.

Cada mes, más de 2.000 millones de personas menstrúan en el mundo, pero muchas enfrentan barreras económicas y culturales. Según datos de UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 5 mujeres en zonas rurales de Etiopía no utiliza ningún material durante su menstruación, en contraste con 1 de cada 20 en áreas urbanas.

Impacto global

El problema trasciende fronteras. En los Estados Unidos, 1 de cada 4 adolescentes y 1 de cada 3 mujeres adultas enfrentan dificultades económicas para adquirir productos menstruales, afectando desproporcionadamente a adolescentes de color y mujeres de bajos ingresos. En el Reino Unido, una encuesta de Plan International reveló que 3 de cada 10 niñas tienen problemas para costear estos productos, obligando a más de la mitad a usar alternativas como papel higiénico.

En países como Bangladesh y Egipto, solo un bajo porcentaje de niñas sabía lo que era la menstruación antes de su primer período, lo que les generó miedo y confusión. Mientras tanto, normas culturales y sociales nocivas perpetúan el estigma. En algunas comunidades, las mujeres menstruantes son aisladas o consideradas impuras, lo que limita su acceso a espacios públicos e incluso a alimentos.

Factores que perpetúan la pobreza menstrual

Entre las causas principales destacan:

  1. Estigma y tabúes culturales: Las percepciones negativas sobre la menstruación generan exclusión y discriminación.
  2. Costo elevado de los productos menstruales: Las políticas fiscales insensibles, como el "impuesto rosa", clasifican los productos menstruales como bienes de lujo, mientras otros productos, como el Viagra, están exentos de impuestos en algunos países.
  3. Falta de acceso a saneamiento básico: Más de 1.500 millones de personas carecen de baños privados, obligando a muchas niñas a abandonar la escuela y a mujeres a dejar el trabajo durante su período.

Iniciativas en marcha

Organizaciones como UNICEF y ONU Mujeres han impulsado programas educativos y de distribución de productos menstruales en comunidades vulnerables. Por ejemplo, en Sitamarhi, India, se han realizado campañas para educar a las mujeres sobre higiene menstrual. En Senegal, talleres de capacitación para profesionales buscan mejorar la gestión del saneamiento y la higiene para mujeres y niñas.

Sin embargo, estas iniciativas deben ser respaldadas por políticas públicas que eliminen el impuesto a los productos menstruales, garanticen acceso universal a servicios básicos de saneamiento y promuevan la educación sobre salud menstrual para romper con el ciclo de pobreza y estigmatización.

Llamado a la acción

La pobreza menstrual no es solo un problema de género, sino un obstáculo para el desarrollo humano y la igualdad de derechos. Garantizar el acceso a productos menstruales y a instalaciones seguras, así como derribar tabúes, es fundamental para que las mujeres y niñas puedan vivir con dignidad y aprovechar plenamente sus oportunidades.

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