
CAFÉ DIARIO, CIUDAD DEL VATICANO. – El Papa Francisco, con una notable herida en el mentón cubierta por un vendaje, presidió el sábado una histórica ceremonia en la Basílica de San Pedro, donde elevó a 21 nuevos cardenales, entre ellos una importante representación latinoamericana. Este "consistorio ordinario", el décimo desde su elección en 2013, es un reflejo de su esfuerzo por moldear la Iglesia de acuerdo con su visión de inclusión y presencia en las periferias, especialmente en un mundo cada vez más globalizado.
A punto de cumplir 88 años, el Papa argentino sigue consolidando su legado, designando a más del 78% de los 140 cardenales "electores", aquellos menores de 80 años que tendrán la responsabilidad de elegir a su sucesor en el futuro cónclave. Esta nueva promoción de cardenales muestra la continua diversificación del colegio cardenalicio, con un marcado énfasis en América Latina, Asia y África, en línea con el enfoque del Papa de destacar diócesis remotas y lugares donde los católicos son minoría.
Los nuevos cardenales latinoamericanos incluyen a los arzobispos de Lima, Santiago del Estero, Guayaquil, Santiago de Chile y Porto Alegre, con una clara representación de la región que ha sido un pilar en el pontificado de Francisco. “Tenemos que profundizar esta línea de una Iglesia abierta”, señaló Vicente Bokalic, uno de los nuevos cardenales de Argentina, antes de recibir su birreta y anillo.
A nivel global, la promoción también resalta la expansión del catolicismo en Asia-Pacífico, con cardenales provenientes de países como Irán, Japón y Australia. El Papa Francisco subrayó en su homilía que los nuevos cardenales son llamados a ser “testigos de fraternidad, artesanos de comunión y constructores de unidad”.
La elección de estos nuevos miembros del colegio cardenalicio refleja la constante evolución de la Iglesia, enfocada en la diversidad geográfica y sociológica. Sin embargo, el Papa advirtió a los nuevos cardenales sobre el peligro de caer en la "seducción del poder" y en la "mundanidad espiritual", instándoles a mantener la humildad y el enfoque en la misión pastoral.
La elección de cardenales por parte del Papa Francisco también es vista como un indicio de la dirección futura de la Iglesia Católica, que cuenta con cerca de 1.400 millones de fieles. A pesar de su compromiso con una Iglesia descentralizada, algunos de los cardenales designados no comparten completamente sus ideas, lo que podría hacer que el próximo cónclave busque una figura más equilibrada.
El pontífice, quien también ha dejado abierta la posibilidad de renunciar si su salud lo justifica, sigue promoviendo una Iglesia de base y cercana a los clérigos de países en desarrollo. Su legado, cada vez más visible en la composición del colegio cardenalicio, marca un punto de inflexión en la historia moderna de la Iglesia Católica.

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