
CAFÉ DIARIO, PEDERNALES.- Pedernales, una provincia remota y empobrecida en la frontera con Haití (a ocho horas de Santo Domingo), se ha convertido en el foco de una ambiciosa iniciativa público-privada: el megaproyecto turístico Cabo Rojo.
El objetivo es establecer un nuevo polo de atracción de clase mundial que sirva de alternativa a los grandes resorts de Punta Cana, inyectando desarrollo económico en una de las zonas con mayor índice de pobreza del país.
A pesar de su pequeño censo apenas 34,000 personas, la región posee un valor natural inigualable: gran parte de su territorio ha sido declarado Reserva de la Biósfera por la Unesco, albergando una biodiversidad única que incluye playas vírgenes, bosques secos, lagunas y manglares.
Este desarrollo, impulsado por el gobierno de Luis Abinader y con inversión combinada, se proyecta como una transformación económica total a lo largo de las próximas dos décadas.
Este de Cabo Rojo se articula como la edificación de una miniciudad turística que se desarrollará en tres etapas.
La fase inicial está enteramente dedicada a la creación de la infraestructura pública esencial, que incluye la instalación de servicios básicos (electricidad, agua potable, alcantarillado), así como la construcción de un puerto de cruceros y un aeropuerto internacional. Paralelamente, la inversión privada se encargará de levantar los primeros complejos hoteleros.
A pesar de haber sido lanzado en junio de 2021, el proyecto ha enfrentado críticas por su lentitud. Esta demora ha generado escepticismo entre los inversores, quienes se muestran cautelosos a la hora de comprometer grandes capitales debido a la percepción de un alto riesgo asociado al negocio en esta zona remota.

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