
CAFE DIARIO, CINE.- A sus 87 años -que serán 88 el próximo 31 de diciembre, día de su cumpleaños-, Anthony Hopkins ha aparecido en más de 100 películas a lo largo de sus más de seis décadas de carrera y ha ganado dos veces el codiciado premio Oscar, pero hubo un momento en su vida en el que su adicción al alcohol podría haber arruinado su prometedora carrera. Ahora hace ya 49 años que tocó fondo y decidió que había llegado el momento de parar.
El propio Hopkins, que a su edad sigue completamente en activo y tiene varios proyectos de futuro en marcha entre los que destaca un biopic de Robert Moresco sobre los hermanos Maserati en la que comparte elenco con el mismísimo Al Pacino, ha hablado sobre este punto de inflexión en su vida en su libro de memorias We Did OK, Kid, que se publicarán el 4 de noviembre al otro lado del charco.
Tal y como él mismo ha relatado al podcast The Interview de The New York Times, con motivo de la publicación de su libro, recuerda perfectamente el momento en que se dio cuenta de que tenía un serio problema con el alcohol: el 29 de diciembre de 1975 a las 11 de la mañana.
"Siempre me resisto un poco a hablar de ello porque no quiero sonar sermoneador ni como un don perfecto, pero estaba borracho conduciendo mi coche aquí en California sin conocimiento. No tenía ni idea de adónde iba", recuerda Hopkins.
Consciente de la gravedad de sus actos, se dio cuenta de que tenía que pedir ayuda: "Me di cuenta de que era alcohólico, recuperé la cordura y se le dije al que era un ex agente mío en una fiesta en Beverly Hills. Le dije que necesitaba ayuda. Así que hice la fatal llamada telefónica a un intergrupo de Los Ángeles, un programa de 12 pasos. […] Eran las 11:00 en punto, miré mi reloj y esta es la parte escalofriante. Un pensamiento o voz profunda y poderosa me habló desde dentro y me dijo: 'Ya pasó todo. Puedes empezar a vivir, y todo ha tenido un propósito. Así que no lo olvides ni un instante'", relata sobre lo que él considera una epifanía que cambió su vida.
"Era solo una voz surgida de la nada, desde lo más profundo de mí. Era vocal, masculina, razonable, como una voz de radio, y monótona", continúa explicando. "Me quitaron las ganas de beber. Ahora bien, no tengo ninguna teoría, excepto que conozco la divinidad o ese poder que todos poseemos en nuestro interior, que nos crea desde el nacimiento, la fuerza vital, sea lo que sea. Es una consciencia. Creo que eso es todo lo que sé. Pero toda mi vida ha sido así".
Ahora han pasado 49 años desde entonces, en los que Hopkins ha estado sobrio y se siente agradecido a su estado de salud: "Hay dificultades monstruosas en la vida y uno se da cuenta de ellas. Pero finalmente, acercándome a los 88 años, me despierto por la mañana pensando: 'Sigo aquí. ¿Cómo?'. No lo sé. Pero sea lo que sea que me retiene aquí, ¡muchas gracias! ¡Muchas gracias!".

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