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A 15 años del desastre de Deepwater Horizon, las heridas aún no sanan en el Golfo de México

CAFÉ DIARIO, NUEVA YORK (AP). – Quince años después de que la plataforma petrolera Deepwater Horizon explotara frente a la costa del Golfo de México —una tragedia que dejó 11 muertos y vertió más de 507 millones de litros de crudo al océano— los efectos del mayor derrame de petróleo en alta mar en la historia de Estados Unidos siguen siendo palpables.

Mientras la empresa BP ha desembolsado miles de millones de dólares en compensaciones y ha impulsado más de 300 proyectos de restauración en cinco estados, las secuelas humanas y ambientales del desastre continúan generando controversia, frustración y duelo en comunidades costeras.

Uno de los rostros de esta lucha es Tammy Gremillion, residente de Lafitte, Luisiana, quien recuerda con dolor cómo su hija Jennifer trabajó en los equipos de limpieza tras la explosión, sumergida en crudo y expuesta al químico Corexit, autorizado por la EPA para dispersar el petróleo. Años después, Jennifer desarrolló leucemia, un tipo de cáncer sanguíneo asociado a la exposición al petróleo, y falleció en 2020.

Gremillion demandó a BP en 2022, pero su caso —como el de miles— enfrenta obstáculos. Según una investigación de Associated Press, de unas 4.800 demandas por problemas de salud vinculados al derrame, casi todas han sido desestimadas, y solo una ha sido resuelta. Un acuerdo de 2012 ofreció apenas 1.300 dólares en promedio a casi el 80% de los demandantes.

Abogados del Downs Law Group, que representan a Gremillion y otras 100 personas, acusan a BP de usar tecnicismos legales para evitar un juicio justo. La empresa se ha negado a comentar sobre los litigios actuales y niega que exista una conexión entre la exposición al crudo y las enfermedades.

Un desastre ecológico que transformó la costa… y la política

La catástrofe dejó un impacto ambiental devastador. PJ Hahn, exfuncionario de gestión costera en Luisiana, recuerda cómo el petróleo destruyó islas, pantanos, criaderos de ostras y arrecifes. Decenas de miles de aves marinas y tortugas murieron, mientras la pesca local se desplomó.

Gracias a las sanciones impuestas a BP, se han invertido más de 5.300 millones de dólares en proyectos de restauración, incluyendo la rehabilitación de pantanos, arrecifes y hábitats de aves. Para muchos, el desastre impulsó un movimiento ambiental sin precedentes.

“Nos permitió pensar en grande, actuar rápido y confiar en la ciencia”, dice Simone Maloz, de la coalición Restaurar el Delta del Río Mississippi.

Sin embargo, uno de los proyectos más ambiciosos, de 3.000 millones de dólares para desviar sedimentos del río Mississippi y reconstruir 54 km² de tierra, ha sido pausado por 90 días por orden del gobernador de Luisiana, Jeff Landry. Las críticas apuntan al posible impacto sobre pesquerías y la cultura local.

Más perforaciones en el horizonte

Pese a las lecciones de Deepwater Horizon, la administración Trump —y ahora empresas como BP— impulsan nuevas perforaciones en el Golfo. La petrolera anunció recientemente más de 40 nuevos pozos en los próximos tres años, asegurando haber elevado sus estándares de seguridad.

Pero expertos como Joseph Gordon, de la organización Oceana, alertan: “El legado de Deepwater Horizon debería ser una señal de alarma, no una luz verde”.

Mientras tanto, en comunidades como Lafitte, el dolor persiste. Para Tammy Gremillion, la lucha no es solo por justicia legal, sino por el recuerdo de su hija. “Estoy segura al 1.000% de que el derrame la mató. Y no descansaré hasta que se reconozca”, dice entre lágrimas.


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